
Disertando un día con una colega economista observamos una noticia donde un importantísimo personaje venezolano a favor del oficialismo, hizo un comentario que nos dejó tan distorcionados como el sonido que sale de los aparatos de radio cuando una estación de frecuencia AM no está bien sintonizada. A contunuación copio y pego (más que citar) el comentario referido:
"El poder no se divide, se organiza para su funcionamiento" (Carlos Escarrá en el Programa de Opinión Meridiana de Venevisión. 18 de Junio de 2009)
Si bien no carece de lógica el criterio, también contradice la estructura en la cual se "sostiene" la democracia venezolana: la división y separación de poderes.
Una vez salidos del letargo mi colega me comenta:
- ¿Comó un profesional tan brillante como éste es capaz de emitir estas declaraciones?
A lo que contesto:
- Mira... No sabría decirte. Pero si de algo estoy seguro es que si se encontrara en la posición de su hermano (Hernán Escarrá) Estuviera diciendo todo lo contrario...
- ¡Obviamente!... Hernán fué constitucionalista.
- No creo. Lo que realmente creo que pasa es que, independientemente de los ideales y opiniones, cada quién va a lanzar las puntas hacia donde mejor le convenga.
- Quieres decir que se basa en el "bozal de arepa".
-Tampoco así... Una cosa es el hambre, otra es ser lambucio (Persona que pide comida a otros al comer juntos, también se aplica al que se conforma con lo que otro no quiere e incluso vive pendiente de obtener cosas de esta manera), pero la peor es ser Glotón: la glotonería es pecado.
En este punto quiero aclarar que no estoy tildando a Escarrá de lambucio o glotón, sólo estoy haciendo la distinción entre quienes tienen el poder para el cambio y no hacen nada y los que por razones de NECESIDAD (hambre) no les queda otra opción.

Si una persona humilde y trabajadora, becada por alguna misión o que ha sufrido algún tipo de presión coersitiva para ponerse una camisa roja y marchar a algún miting del PSUV, en ese caso es el hambre lo que impera. Es ser masa, pueblo, un cúmulo de esperanzas por el cambio que siempre ha esperado, pero igualmente debe llevar la arepa a la mesa.
Pero si el personaje en cuestión representa al percentil superior de la curva de distribución del ingreso, y en vez de recibir presión le dan (o sustrae en algunos casos) una buena Comi$ión, entonces es un pecador.

1 comentario:
Más que hambre es la necesidad de comer el último tequeño de la fiesta así sepan que van a volver a pasar con otra bandeja y no tengas ya ganas.
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